Muchos de estos proyectos encuentran su origen en la ciudad de Nueva York, donde los artistas buscan modificar espacios públicos para convertirlos en lugares colectivos dedicados al esparcimiento y el aprendizaje. Un ejemplo interesante es la propuesta del arquitecto local John Locke, quien hace poco más de un año intervino las cabinas telefónicas en desuso para convertirlas en bibliotecas comunitarias.
En los últimos días, Locke volvió a sorprender con un nuevo e interesante proyecto que busca transformar los contenedores de basura en centros de aprendizaje urbano. Teniendo en cuenta que, al igual que en otras ciudades, el espacio público de Nueva York está cada vez más privatizado y mercantilizado, el arquitecto trabajó en colaboración con el Departamento de Mejoramiento Urbano (DUB) e ideó Inflato Dumpster, un laboratorio educativo móvil realizado a partir de un contenedor de desechos y una cúpula inflable.
El proyecto, que está buscando ser financiado colectivamente a través de la plataforma Kickstarter, pretende convertirse en un centro comunitario donde los residentes neoyorkinos puedan informarse sobre las particularidades de sus barrios: en el interior, el techo inflable servirá como pantalla para proyectar información demográfica y otras características del vecindario.
Asimismo, una mesa de debates permitirá a los visitantes compartir, visualizar, aprender y explorar diferentes técnicas y estrategias de intervención urbana, lo que fomentará que cada vecino se vuelva un nuevo agente de cambio.
Según sus creadores, la estructura será construida a partir de materiales livianos y fácilmente disponibles: el inflable fue pensado a partir de polietileno transparente, un elemento económico y biodegradable.
Para regular la iluminación interior, la pared que da hacia la calle será recubierta con mylar (tereftalato de polietileno) de tonalidades oro y plata, además de tener pequeños agujeros capaces de filtrar luz natural. Por su parte, el lado de la acera estará formado por tyvek blanco, un material utilizado para volver los techos impermeables y que en este caso permitirá la óptima proyección de películas y datos.
La estructura contará con una dimensión aproximada de 8,50 metros de alto, siete de largo y 2,40 de ancho, siendo en total una superficie de 609 metros cúbicos. Los creadores estiman que en un principio, antes de concretar las proyecciones y talleres, será utilizada como un ‘hackerspace‘ en el que las personas podrán interactuar con la tecnología a través de juegos LED.
Para concretarse, el proyecto debe alcanzar la meta de 3.700 dólares, lo que le permitirá afrontar gastos como el alquiler de contenedores y la compra de materiales.
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